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Mostrando entradas de diciembre, 2021

Estrellas, ordenad que tenga estrella

Desde la primera vez que leí el Himno a las estrellas de Quevedo, allá en los albores de la década de los noventa, me llamó la atención el verso 54. ¿Por qué me atrapa ese verso? Fijémonos en las ocho primeras estrofas (estancias, de origen italiano, como el soneto). Consisten en una sucesión de bellísimas alabanzas a las estrellas por parte del poeta, que adopta ante ellas una actitud reverente y temerosa. La riqueza y variedad con que se dirige a ellas revelan el talento del sujeto lírico. Las estrellas son ricas centellas del piélago de luz, deliciosa metáfora; asimismo, son lumbres que la noche huérfana (personificación) enciende en las exequias del día que ha muerto; a los ojos y a la imaginación del poeta, las estrellas son también soldados de un ejército de oro que marcha por campos de zafiro (imposible sustraerse al encanto de la fuerza cromática de la imagen, en la que resalta el color del dorado de las estrellas sobre el azul tan característico del corindón); ítem más: son l

Decrepitud, poema de Carlos Marzal

Me pasa muy a menudo. Casi nunca recuerdo las circunstancias o el momento en que descubro un libro de los que incluyo en el grupo de los fundamentales, los que me han de acompañar para siempre. Es como si me pillaran desprevenido. Por eso no sé decir cuándo ni dónde vi por vez primera Metales pesados , el excelente y premiado libro de poemas de Carlos Marzal . La primera edición fue publicada por Tusquets Editores en septiembre de 2001; la segunda, que es la que yo tengo aquí a mi lado, en octubre de 2002. Es todo lo que puedo acotar: fue después de la fecha de la segunda edición. También  sé que fue el primer libro que leí del poeta y novelista valenciano. La profesora de la Universidad de Barcelona, Noemí Montetes-Mairal , afirma, en un artículo publicado en el número 239 de la revista Litoral , que la poesía española del siglo XXI da comienzo con esta obra. Quizás por poemas como este:                DECREPITUD Asilados en una infancia obscena, en el exilio de su misma sombra, desd

Marchitará la rosa el viento helado.

T al vez no esté de más hablar de un endecasílabo, de uno de los mejores versos de la poesía española. Es la clave de bóveda del poema pagano donde lo insertó Garcilaso de la Vega . No sé si con razón o sin ella, siempre he creído que este verso no ha gozado de la fortuna merecida en sus casi quinientos años de existencia. Sospecho que le roba la atención el colorido de los primeros ocho versos del soneto, tan sensoriales, de "tanta" color rosa y azucena en la faz de una mujer joven de mirada ardiente, de cuello blanco y enhiesto, de cabellos de oro que el viento despeina, imagen inspiradora de tantos anuncios publicitarios de "eau de parfum". Y también le ha hecho sombra -o eso creo- la imperativa invitación a coger de la alegre primavera el dulce fruto antes de que sea demasiado tarde. El carpe diem , repiten todos los exégetas. Pero todos los versos del soneto no son más que aguas cuyo venero es el endecasílabo que hoy llama mi atención. "Marchitará la rosa

La ausencia es una forma del invierno

Creo que, inconscientemente, comencé a escribir estas palabras en mi cabeza la mañana del lunes 29 de noviembre, cuando sus familiares y sus amigos estaban a punto de enterrar los restos mortales de Almudena Grandes . El sábado 27, al conocer la noticia de su muerte, no pude no pensar en su marido, el poeta  Luis García Montero , y en el poema titulado  La ausencia es una forma del invierno : Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve, con ese mismo invierno que hiela las canciones cuando la tarde cae en la radio de un coche, como los telegramas, como la voz herida que cruza los teléfonos nocturnos, igual que un faro cruza por la melancolía de las barcas en tierra, como las dudas y las certidumbres, como mi silueta en la ventana, así duele una noche, con ese mismo invierno de cuando tú me faltas, con esa misma nieve que me ha dejado en blanco, pues todo se me olvida si tengo que aprender a recordarte. (De Completamente viernes , 1998). La muerte de Almudena inyecta en la experie