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Mostrando las entradas etiquetadas como poesía

Marchitará la rosa el viento helado.

T al vez no esté de más hablar de un endecasílabo, de uno de los mejores versos de la poesía española. Es la clave de bóveda del poema pagano donde lo insertó Garcilaso de la Vega . No sé si con razón o sin ella, siempre he creído que este verso no ha gozado de la fortuna merecida en sus casi quinientos años de existencia. Sospecho que le roba la atención el colorido de los primeros ocho versos del soneto, tan sensoriales, de "tanta" color rosa y azucena en la faz de una mujer joven de mirada ardiente, de cuello blanco y enhiesto, de cabellos de oro que el viento despeina, imagen inspiradora de tantos anuncios publicitarios de "eau de parfum". Y también le ha hecho sombra -o eso creo- la imperativa invitación a coger de la alegre primavera el dulce fruto antes de que sea demasiado tarde. El carpe diem , repiten todos los exégetas. Pero todos los versos del soneto no son más que aguas cuyo venero es el endecasílabo que hoy llama mi atención. "Marchitará la rosa

La ausencia es una forma del invierno

Creo que, inconscientemente, comencé a escribir estas palabras en mi cabeza la mañana del lunes 29 de noviembre, cuando sus familiares y sus amigos estaban a punto de enterrar los restos mortales de Almudena Grandes . El sábado 27, al conocer la noticia de su muerte, no pude no pensar en su marido, el poeta  Luis García Montero , y en el poema titulado  La ausencia es una forma del invierno : Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve, con ese mismo invierno que hiela las canciones cuando la tarde cae en la radio de un coche, como los telegramas, como la voz herida que cruza los teléfonos nocturnos, igual que un faro cruza por la melancolía de las barcas en tierra, como las dudas y las certidumbres, como mi silueta en la ventana, así duele una noche, con ese mismo invierno de cuando tú me faltas, con esa misma nieve que me ha dejado en blanco, pues todo se me olvida si tengo que aprender a recordarte. (De Completamente viernes , 1998). La muerte de Almudena inyecta en la experie

A propósito de Engranaje, de Mar Martín.

La editorial Torremozas  publicó recientemente (octubre de 2017) el último libro de Mar Martín Martín , titulado Engranaje . Mar Martín Martín es mi mujer. Y en las presentaciones del libro o en las conversaciones con amigos, muchos me felicitan, “enhorabuena, por la parte que te toca”, me dicen.  A veces tengo dudas de que, en el caso de que yo fuese el autor, ella recibiese tantos parabienes. ¿Pero cuál es la parte que me toca? Descartando el inexistente beneficio económico (malos tiempos para la lírica) y aparte de haber sido testigo del proceso de gestación de este libro que Mar no escribió para que fuese libro ―y tal vez por eso lo es―, y más allá de la alegría compartida bajo el mismo techo al conocer el interés de Torremozas, primero, y de La Isla de Siltolá días después en publicar el manuscrito, nada más me corresponde. Tal vez quienes me dan la enhorabuena sospechen que algo tenga que ver en la creación del texto, pero se equivocan: el texto es fruto de la exclusi